Solía estar esclavizado por la nicotina. Eso podría sonar como una exageración, pero la nicotina me impedía conocerme a mí mismo y lo que realmente quería hacer en la vida. Era un adicto. Fumé de una a dos cajetillas de cigarros durante cuarenta años.
Nunca sentí que podía depender de mis propias capacidades. Necesitaba algo para alterar mi ánimo. Creí que podía pensar mejor, escribir mejor, manejar mejor, y hablar más inteligentemente cuando fumaba.
Los últimos veinte años de mi adicción fueron pasados con temor a las consecuencias, pero también con el temor de la vida sin cigarrillos. Estaba atrapado.
Hoy, gracias a los Doce Pasos de Fumadores Anónimos y a mi grupo, soy una persona diferente. Soy libre. Soy libre de vivir la vida que antes sólo podía soñar.
Recientemente, celebré mi sexto aniversario libre de nicotina en una villa en Sudáfrica, ayudando a enseñar inglés, ciencias y matemáticas, y trabajando en proyectos de desarrollo comunitario como voluntario para los Cuerpos de Paz.
Hoy, amo lo que estoy haciendo, y amo estar libre de nicotina.
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